Por Paula Walker

Sabemos que las comunicaciones son fundamentales en nuestras vidas, esenciales para establecer contenidos comunes o construir sentidos compartidos entre las personas. 

En el caso de las campañas políticas, la estrategia de comunicación puede marcar la diferencia entre una campaña exitosa y otra que no lo es.

Una candidatura requiere definir sus contenidos principales a partir de conversaciones, interacciones, investigaciones y una capacidad enorme de escuchar y comprender lo que sucede en el territorio. Escuchar más que hablar. Construir y no imponer. 

Las campañas políticas en pandemia se han convertido en un desafío por las restricciones a la movilidad y la dificultad para organizar actividades en terreno. Dar a conocer las propuestas y perfilar a la candidata son tareas más complejas de realizar dadas las circunstancias actuales. La importancia de todos los medios de comunicación, de las redes sociales de la candidatura y de las acciones comunicacionales que se diseñen en el corazón de la estrategia irán conformando el perfil de esa candidatura.

Tras el estallido social en Chile de octubre de 2019, donde en todo el país se realizaron movilizaciones masivas en contra de los abusos, las desigualdades e injusticias que sufren millones de personas, vino el acuerdo político que posibilitó una reforma constitucional para habilitar el proceso constituyente paritario. Las personas declaran tener rabia, desilusión, frustraciones porque los cambios se prometen y no llegan. Pero también manifiestan esperanza, ilusión que este proceso constituyente puede ser el inicio de muchos cambios. Las expectativas con las candidatas mujeres son particularmente altas, se espera de ellas un aporte cualitativamente distinto en torno a una nueva manera de hacer política.

Definir el perfil de la candidata, conocer al detalle las demandas y sus motivaciones, junto con elaborar una propuesta de trabajo, requiere adicionalmente conocer con precisión a quién se quiere hacer llegar esos contenidos, monitorear permanentemente la opinión pública, establecer y elegir los canales más adecuados para llegar sus mensajes y estar en permanente interacción con las personas del territorio quienes van a entregar su confianza a determinadas personas para que los representen a la hora de redactar una nueva constitución.

Los mensajes, el tono de la comunicación, la transparencia y la coherencia entre lo que se declara ser y lo que se es realmente, son el corazón de una buena estrategia de comunicaciones.

Los textos y artículos publicados con firma en nuestro blog no traducen necesariamente la opinión de Im.pulsa. Están redactados por socios o personas interesadas que envían dicho contenido para su evaluación y la publicación persigue el propósito de estimular el debate sobre la representatividad y participación de más mujeres en la política.