Im.pulsa

Marzo 10, 2022. Por Maru Marquez y Alan Best

La tempestad de emociones

Este contenido forma parte del curso Desarrollo de habilidades para una candidata resiliente

‘Emocionalizar’ la política

La política, como cualquier otro ámbito de la vida, pierde fuerza y sentido cuando es desprovista de las emociones. El culto a la racionalidad objetiva y ‘perfecta’ es un producto de la idiosincrasia de los últimos siglos: occidental, blanca y patriarcal. Desde ese paradigma, la política se queda atrapada en una monotonía, fría y racional: la corrupción bajó un 7%, la canasta básica subió un 3.6%, la pobreza alimentaria es de ‘solo’ 27 millones, en 6 meses hubieron 1844 feminicidios, el PIB crecerá 6% este año.

En marzo de 1968, en plena campaña electoral, el entonces precandidato presidencial de Estados Unidos Robert Kennedy afirmó contundentemente sobre la pequeñez de esta visión racionalista “… en pocas palabras: el PIB lo mide todo, excepto todo aquello que hace que valga la pena vivir la vida”. 

Las emociones son los indicadores que nos orientan para determinar si algo es aceptable o vale la pena, nos ayudan a conectar con la humanidad que hay en cada historia sobre aquella persona que vive en la pobreza, que sufre del crimen o celebra un triunfo en las olimpiadas. #NiUnaMás nos recuerda que las mujeres son personas llenas de vida, promesas, sueños y sentimientos, no una estadística fría y racional. La feminización de la política comienza con emocionalizar a la política.

La política requiere de platicar y escuchar historias de vida; necesita generar esperanza, confianza, valentía, entereza, perseverancia, amor, fraternidad y sororidad. Necesita hablar con el corazón, no solo con la razón. 

Alerta: Sin embargo, emocionalizar la política no significa llevarnos por los vaivenes pasionales, ni tampoco caer en la demagogia que inunda de promesas atractivas. La política requiere hablar con inteligencia emocional.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Tu propósito es tu motor para salir de una crisis profesional o personal, y las emociones son tus cuerdas que pueden ayudarte a salir más rápido (o a mantenerte atada en el precipicio).

Podríamos decir que uno de los primeros -si es que no el primero- en escribir sobre la inteligencia emocional fue Aristóteles:

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.

Daniel Goleman acuñó el concepto de inteligencia emocional en 1995. Goleman se preguntó ¿por qué unas personas con un elevado coeficiente intelectual (IQ) no saben qué hacer mientras que otras, con un modesto, o incluso bajo IQ, lo hacen sorprendentemente bien? Su tesis es que algunas personas tienen mejores habilidades para el autocontrol, la perseverancia y la automotivación; y a esto le llamó la inteligencia emocional. 

Resiliencia emocional: la emoción correcta con la intensidad correcta

En tu actividad política (y, en general, en la normalidad de tu vida) enfrentarás situaciones adversas que despertarán una tempestad de emociones. El manejo correcto de esas emociones será fundamental para salir adelante.

Acá van algunos ejemplos que vivimos durante la campaña electoral de 2021 en México y nos golpearon emocionalmente:

  • El no otorgamiento de la candidatura, a pesar de una larga trayectoria en el partido y la política.
  • La discriminación en reuniones y recibir bajo apoyo por ser joven y ser mujer.
  • Inhabilitación de la candidatura por maniobras políticas de los adversarios en el Congreso.
  • Amenazas de violencia directa a la candidata y su equipo de campaña. 
  • Derrota electoral, a pesar de una buena campaña y mejor campaña que sus adversarios (limpia, con propuestas y cercana a la gente), por recibir voto de castigo en contra de su partido. 

Todos estas situaciones despiertan emociones profundas de tristeza, miedo, enojo, frustración etc., que pueden mantenerte hundida en la crisis o pueden ser el punto de partida para ayudarte a salir adelante.

La resiliencia requiere de una gestión emocional efectiva, es decir:

  1. Identificar el estado emocional inicial.
  2. Reconectar con el propósito secreto (te invitamos a visitar la guía “La resiliencia dentro del sistema: mi yo verdadero”).
  3. Clarificar tu objetivo y expectativas (módulo siguiente) sobre esta crisis en particular.
  4. Identificar la emoción y el nivel de intensidad que te ayudará mejor para alcanzar tu objetivo.
  5. Gestionar el acceso a ese estado emocional. 
  6. ¡Y actuar!

Spoiler: Tu propósito es tu guía para saber por qué haces lo que haces, pero no es suficiente; las emociones son las que te levantan y te impulsan (o bloquean) a dar lo mejor de ti misma.
 

La MATEA y la infinita combinación de emociones

Todo lo que hemos dicho suena fácil ¿verdad? ¿O te parece que no? Mmmmm, veamos:

¿Cómo mantener la calma ante esa tempestad emocional?

¿Cómo cambiar hacia la emoción correcta, con la intensidad correcta?

¿Cómo no racionalizar de más, para que el fluir emocional sea genuino y realmente conecte con las personas que quiero conectar?

La primera acción es convertirse en una experta en la autoobservación emocional. Tus emociones son tuyas. Conócelas, identifícalas, nómbralas con su nombre correcto, para -a partir de ahí- saber qué necesitas y así generar acuerdos.

Consejo rápido: Cuando te pregunten ¿cómo estás? ¿cómo te sientes? Evita responder  “bien” o “mal”. Bien o mal no es una emoción; es una evaluación, un juicio de valor.
 

Paul Ekman (de la Universidad de California, en San Francisco) identificó las emociones básicas ‘universales’ a partir de expresiones faciales concretas; en castellano a estas emociones les llamamos  MATEA. 

Miedo

Alegría

Tristeza

Enojo

Afecto

Cada una de estas emociones básicas tiene un poder especial y están aquí para ayudarte. El miedo te ayuda a reconocer el peligro, es parte del instinto de supervivencia. La alegría te ayuda a disfrutar de aquellas cosas que te hacen sentir placer y crean vínculos. La tristeza es una manifestación positiva de lo significativo que es para ti algo o alguien, y te permite adentrarte en tu ser y generar empatía de manera más natural. El enojo es tu mejor aliado para ponerle un freno a una transgresión, poner límites. El afecto es la emoción de donde se van a desprender sentimientos como amor y compasión, en principio para contigo y por supuesto para crear vínculos basados en la virtud.

Existen, por supuesto, emociones complejas, con distintos niveles de intensidad o emociones que mezclan dos o varias de las emociones básicas.

Rueda de Plutchik

Diagrama en formato flor que describe emociones y las categoriza por color

Por el momento, hazte amiga de tus 5 emociones básicas. Piensa en: ¿cómo se activa cada una?, ¿a cuáles te cuesta trabajo acceder?, ¿a cuáles, por el contrario, accedes muy fácilmente?, ¿cuáles te gobiernan a ti?, ¿cuáles puedes gobernar?, ¿qué haces o puedes hacer para gestionar mejor cada una de las emociones?

Algo importante de mencionar es que toda emoción tiene referencia y si no se le permite ser sentida se puede reflejar en algún tipo de malestar o síntoma que puede, incluso, convertirse en enfermedad. Las emociones básicas no son buenas ni malas, simplemente son y desde ellas nos experimentamos en la vida.

5 consejos para activar mi gestión emocional

Gestión emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.

Una buena gestión emocional incrementa 5 aspectos fundamentales de tu vida:

  • Tu voluntad y motivación
  • Tu capacidad de concentración 
  • Tu autocontrol (y en consecuencia menor impulsividad) 
  • Tu capacidad de solucionar conflictos con otras personas
  • Tu capacidad de gobernar tus resultados

 

¿Cómo puedes mejorar tu gestión emocional?

1. Eleva tu autoconsciencia

  • Estudia tus sentimientos, reconócelos y diferéncialos unos de otros. A veces gritamos “¡estoy enojado!”, cuando en realidad estás triste
  • Comprende qué circunstancias disparan tus sentimientos (ahí están tus valores más profundos).

2.Trabaja en tu autorregulación

Autorregularse no significa bloquear tus emociones, las necesitas para salir adelante; autorregularse significa que tú las gobiernas, no ellas a tí.Durante tu ‘entrenamiento emocional’

  • Trabaja en tu tolerancia al error (ante tus errores y los errores de los demás, recuerda que eres humana, falible e imperfecta; la persona enfrente de ti también lo es).
  • Ejercita el accionar, en vez del reaccionar (una acción es responsable de las consecuencias, una reacción es ignorante de las consecuencias; recuerda pensar en las consecuencias antes de actuar).
  • Desarrolla tu capacidad de perdonar (a ti misma y a las otras personas; la falta de perdón genera los más altos niveles de destrucción y autodestrucción).

Durante el ‘partido emocional’

  • Acepta que estás sintiendo una emoción intensa.
  • Identifícala y agradécele por alertarte de algo importante.
  • Haz una pausa, siempre; piensa que quieres lograr genuinamente (que consecuencias de largo plazo quieres construir con esa circunstancia, las personas directamente involucradas y aquellas personas que no sabes que están involucradas, pero se verán afectadas).
  • Identifica qué emoción debe ‘entrar a la cancha’ y con qué intensidad debe actuar.
  • Siente la nueva emoción y actúa.

3. Conecta con tu motivación

  • La motivación es un aspecto interno (los motivadores externos como un sueldo son temporales y débiles, los motivadores internos son permanentes por que están cerca de tu propósito).
  • Identifica qué pensamientos te motivan (atraen emociones que te impulsan a actuar) y qué pensamientos te desmotivan (te bloquean).

4. Vive en empatía

  • La otra persona es tán válida como tú, tiene una historia, sueños, prejuicios, miedos y también se equivoca.
  • Identifica que sienten los demás (desde que emoción está actuando la otra persona).
  • Conecta con la emoción de la otra persona (empatía es muy diferente a simpatía).

 

5. Mejora tus habilidades sociales

  • Ocúpate de cuidar todas tus relaciones, comenzando por la relación que tienes contigo misma.
  • Identifica tu responsabilidad en cada una de tus relaciones (la posición de víctima y victimario no te empodera y no resuelve el problema presente o futuro).
  • Busca opciones de ganar – ganar (no se vale que tú pierdas, y no se vale que la otra persona pierda).
  • Desarrolla tus habilidades para escuchar a la otra persona (¿qué dice?, ¿por qué lo dice?, ¿desde qué lugar su historia es plenamente válida?).
  • Comunica tus mensajes asertivamente y con el corazón (tu mensaje debe ser claro y no debe lastimar a la otra persona).

 

Consejo final: Tus emociones te humanizan, siéntelas. Conecta con las emociones de las otras personas, son tu mejor instrumento para entender, conversar y llegar a soluciones superiores. ¡Tu emoción correcta te dará el impulso que requieres para rebotar y salir adelante!

 

Video y referencias

Aristóteles (2001). Ética a Nicomaco (trad. J.L Calvo). Madrid: Alianza Editorial.

Goleman, Daniel (1995). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el coeficiente intelectual (trad. D. González, et. al.). Barcelona: Editorial Kairos.

Rey, Amalio. Robert Kennedy y el PIB. Blog Escribo para comprender 

(post-259), publicado el 3 de septiembre de 2011.

https://www.amaliorey.com/2011/09/03/robert-kennedy-y-el-pib-post-259/

Ríos Castillo, Javier Darío. Brené Brown – El poder de la empatía (corto animado RSA.org). YouTube, publicado el 16 de diciembre de 2013.

https://www.youtube.com/watch?v=AyInqn_Hw_E

Maru Marquez y Alan Best

Maru es socióloga con perspectiva de género, terapeuta humanista y transpersonal, coach y consultora BioOrganizacional, apasionada por el trabajo con mujeres para la recuperación de su soberanía. Alan es emprendedor y ciudadano del mundo, Tzolkin maya dragón 11, cofundador de la metodología BioOrganizacional, coach apasionado en la transformación personal y el crecimiento sustentable de las organizaciones, y practicante de la equidad de género.