Im.pulsa

Derechos del hábitat en nuestras ciudades y territorios. Debates y desafíos para la nueva Constitución

Sobre la guía Compartir la guía

Cómo están construidas nuestras ciudades y territorios no es casual, pues responde a un sistema que privilegia a lo económico por sobre la vida de las personas. Por esto se hace tan relevante tener esa conversación al momento de escribir nuestra carta magna. Aprende en este curso sobre los elementos que hay que tener presente y de qué forma podemos construir una ciudad que sea para todas las personas. 

Mayo 3, 2021. Por Ciudad Constituyente

Movilidad diversa, integral y a escala humana

La movilidad, o bien, las movilidades, son todos aquellos desplazamientos que realizamos las personas tanto en contextos urbanos como rurales.

Existen modos y medios para desplazarnos:

  • Modos: son el tipo o la superficie donde acontecen los desplazamientos, es decir, terrestre, marítimo o aéreo.
  • Medios: es el cómo; qué vehículos utilizamos para dicho propósito. Pueden ser motorizados (automóviles, motos, entre otros) o no motorizados (todo desplazamiento que utiliza como fuente de energía nuestro propio cuerpo, como caminar, andar en bicicleta o desplazarnos por medio de una silla de ruedas). A la movilidad que se desarrolla por medios no motorizados se le llama “movilidad activa”.

Pero además de los modos y medios, con todas sus combinaciones posibles, la movilidad abarca una serie de otros aspectos, como las razones de dichos desplazamientos y lo que tiene relación con la experiencia de su ejecución. 

De esta forma, es posible establecer que las movilidades se experimentan de formas diversas, en función de variables sociales, culturales y económicas.

¡La movilidad es política!

¡Así es! Y no sólo es política, también evidencia lógicas de poder sobre la base de factores cotidianos y estructurales. Veamos un ejemplo: 

Una mujer de edad adulta se desplaza en transporte público desde la periferia hacia el centro de una ciudad junto a sus hijos para llevarlos al colegio. Por otro lado, un hombre que vive en una zona acomodada se aproxima al centro de la ciudad en un vehículo privado, recorriendo autopistas, para cumplir una jornada laboral y luego regresar a su hogar. Ambas experiencias de movilidad son muy distintas entre sí. 

En Chile, al igual que en América Latina, durante los últimos treinta años la planificación urbana y del transporte ha girado en torno al automóvil como medio de desplazamiento. Esto ha implicado transformaciones urbanas profundas que han venido a modificar radicalmente el paisaje y la vida cotidiana de las personas, estableciendo desigualdades y privilegios en el marco de una priorización netamente productiva y de consumo. 

Lo anterior ha generado que, junto con la expansión urbana y la consiguiente ampliación de las distancias, el automóvil privado haya surgido como símbolo de la libertad, seguridad y estatus, ya que permite sortear la lejanía y disminuir los tiempos de traslado.

Esto ha tenido implicaciones nocivas, como el aumento explosivo del capital automotriz y la consiguiente congestión vehicular, contaminación ambiental y acústica, e inseguridad vial, que han tenido como consecuencia el deterioro sistemático de la calidad de vida urbana, poniendo en riesgo la salud de las personas y la sostenibilidad ecológica de las ciudades. Todo esto en el marco de una crisis multisistémica que tiene entre sus principales componentes la cuestión climática, es decir, el cambio climático con sus consecuencias políticas, sociales y económicas.. 

¿Y qué dice sobre esto la institucionalidad en Chile?

La actual institucionalidad no ha contemplado la movilidad de manera integral y diversa, generando múltiples barreras a las innovaciones en cuanto al acceso universal, la caminabilidad, los cuidados, la perspectiva de género, la ciclo-inclusión y la calidad del transporte público en todo el país. 

De la misma forma, ha impedido una buena gestión local y regional, ya que es altamente centralizada y antidemocrática, puesto que no ha permitido ni garantizado una participación vinculante de las personas, tanto en territorios urbanos como rurales. Así, la concepción de movilidad se ve reducida al traslado eficiente de un lado hacia otro, desconociendo las dificultades y experiencias complejas que se desarrollan en los trayectos.  

Respecto a la infraestructura, ésta adolece de una inversión totalmente desequilibrada a favor del tráfico motorizado y de sectores privilegiados, fragmentando y segregando la ciudad, dificultando e impidiendo los medios activos y, por sobre todo, el desenvolvimiento de actividades vinculadas a la dimensión “privada” o reproductiva. Estos últimos corresponden a todos aquellos trabajos relacionados a los cuidados y a la sostenibilidad de la vida, los cuales históricamente han sido realizados principalmente por mujeres.

La actual cultura vial y de convivencia en las calles ha establecido una movilidad tremendamente injusta, insegura, agresiva y violenta, sin perspectiva de género, que ha segregado a los espacios residuales a todas las personas que no se corresponden con la hegemonía androcéntrica, capitalista y patriarcal.
  

Líneas propuestas para una nueva Constitución

  • Conocer y poner en valor la movilidad para planificar sus diversas modalidades en razón de las necesidades y experiencias de las personas, poniendo especial atención a la diversidad y seguridad, tanto desde una perspectiva de género, clase, etaria y de inclusión. 
  • Cambiar el paradigma de la movilidad, desde aquel centrado en el ámbito productivo y para beneficio económico (basado en la automovilidad y velocidad, con altísimos costos sociales y ecológicos), a un paradigma que favorezca la movilidad activa y ecológicamente sostenible, inclusiva, y colectiva, con una correcta integración al sistema intermodal de transporte público (red, sistema de cobros y transferencias). 
  • Garantizar una movilidad diversa, asequible, multimodal y a escala humana, que responda, permita y facilite no sólo el trabajo remunerado, sino también aquel no remunerado. En ese sentido, es necesario poner especial atención al trabajo de cuidados y sostenibilidad de la vida, como también a la salud, el ocio y esparcimiento, buscando el mejoramiento constante de la calidad de vida de todas las personas.
  • Garantizar la accesibilidad universal y dignidad de todas las personas en su experiencia de movilidad, considerando la eficiencia en la conectividad e integración; la inclusión social tanto física, como mental e identitaria; la salud y la seguridad integral.   
  • Democratizar y descentralizar la gestión de la movilidad y el territorio, garantizando la participación vinculante de las personas y facultando a los gobiernos locales para tomar decisiones al respecto.  
  • Apostar por una educación cívico-vial y normas de urbanidad desde la primera infancia a través de la planificación, asegurando que cada barrio y comunidad tenga escuelas, centros de salud y otros servicios básicos a una distancia caminable y/o ciclable (en bicicleta), con planes de estudio y de desarrollo de infraestructura orientadas al ciclismo, tanto ciclo educativas y ciclo inclusivas, como herramientas fundamentales de transformación a futuro de nuestras relaciones físicas y sociales en las ciudades. 
  • Incorporar el derecho a la movilidad y a la seguridad vial en la nueva Constitución, en razón a la accesibilidad, sostenibilidad ecológica, calidad, inclusión e igualdad.

Lecturas para profundizar 

  • Banco Interamericano de Desarrollo. (2016). El porqué de la relación entre género y transporte (p. 72). 
  • Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2019). Determinantes de género en las políticas de movilidad urbana en América Latina. CEPAL. 
  • Jirón, P. (2007). Implicancias de género en las experiencias de movilidad cotidiana urbana en Santiago de Chile. Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, 173-197.
  • Jirón, P., & Gómez, J. (2018). Interdependencia, cuidado y género desde las estrategias de movilidad en la ciudad de Santiago. Tempo Social, 30(2), 55-72. 
  • Jirón, P., & Zunino, D. (2017). Dossier. Movilidad Urbana y Género: Experiencias latinoamericanas. 1-8.
  • Massey, D. (1994). Space, Place and Gender. University of Minnesota Press.
  • McDowell, L. (2000). Género, identidad y lugar: Un estudio de las geografías feministas. Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.).
  • Miralles-Guasch, C. (2012). Las diferencias de género en las pautas de movilidad , según edad y tamaño de municipio. Gender Differences in Mobility Patterns in Catalonia, According to Age and Municipality Size. Revista Latino-americana de Geografia e Gênero, 3(2), 49-60.
  • Pumarino, N. (2020). Invisible walks. Women’s experiences of everyday journeys in Santiago, Chile [Dissertation submitted for the degree of MPlan City Planning]. University College of London.
Ciudad Constituyente

Organizaciones del pueblo de Chile que se han encontrado en esta plataforma para abordar los temas de la ciudad en el debate constituyente. Su objetivo es que la nueva Constitución responda a las demandas y propuestas de la gente, con un Estado garante de los derechos sociales y ambientales, de la función social del suelo y de la naturaleza. Proponen alcanzar estos objetivos en alianza con muchos otros movimientos sociales constituyentes, en Chile y en el mundo, considerando los valores de la democracia, la no violencia y la no discriminación.