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Mujeres, política y el aborto en América Latina

Ser mujer en política y hablar de aborto no es fácil, pero es necesario. El tema genera polarización y, por tanto, miedo, alejando a la gente del debate y abriendo el camino para una “legislación basada en creencias y no en derechos”.

Quizás una forma de iniciar esta conversación sea afirmar que nadie está a favor del aborto, sino más bien a favor del derecho a elegir de las mujeres y de las personas embarazadas sobre sus propios cuerpos.

En Brasil, un país que tiene enormes dificultades para avanzar en este tema, la encuesta Feminismo en Disputa, realizada por el Instituto Update en colaboración con el Instituto Idea, demostró que el 42% de la población está de acuerdo en que el aborto debe ser una opción segura para las mujeres.

Es deber del Estado promover políticas públicas responsables, independientemente de la religión. Este es un derecho de todas las niñas, mujeres y personas embarazadas.

Abortos clandestinos e inseguros

Cada año se realizan aproximadamente 25 millones de abortos inseguros en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Las complicaciones del aborto clandestino e inseguro ponen en riesgo la vida de mujeres y personas embarazadas, especialmente las mujeres negras y pobres.

En Brasil, datos del Ministerio de Salud recopilados por Anis Instituto de Bioética, muestran que hubo 1.613.903 hospitalizaciones por aborto entre 2008 y 2017 y 40.348 mujeres casi murieron a causa del aborto en los hospitales brasileños en la última década.

Vidas que perdimos por la ausencia de políticas públicas que consideren a las mujeres y a las personas que pueden dar a luz como sujetos de derechos. Si se realiza en condiciones adecuadas, el aborto es más seguro que el parto.

El riesgo de muerte asociado al parto es aproximadamente 14 veces mayor que el de un aborto (Obstetrics and gynecology, 2012).

“El aborto con medicamentos es tan seguro que, según la OMS, hasta las 9 semanas, puede realizarse en el entorno más cómodo para la mujer, como su propia casa, previa consulta médica” – Rosires Pereira de Andrade, en representación de la Federación Brasileña de Asociaciones de Ginecología y Obstetricia ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil.

El aborto es una realidad que queremos evitar y esto implica un largo camino de educación y derechos sexuales y reproductivos, incluido el combate a la violencia de género, como la violación sexual. Cuando no se evita, el aborto debería ser una opción segura.

“Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal y gratuito para no morir”.

Marea verde

Marea Verde es un movimiento de mujeres de diferentes países de la región, que comenzó en Argentina, por la legalización del aborto. El movimiento está marcado por el uso de pañuelos verdes. “Está formado por una acumulación histórica de luchas y renueva con el color verde de la vida y la esperanza los pañuelos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, movimiento que resistió a la dictadura argentina” (Diplomatique).

Marcada por estrategias integradas, con ocupación de calles, escuelas, sindicatos, incluido el activismo por una educación sexual integral y el lobby parlamentario, la Marea Verde se convirtió en un tsunami en América Latina y en un referente de una lucha intergeneracional exitosa por el derecho a decidir.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue una lucha de 17 años de las mujeres argentinas, que exigieron el reconocimiento de los derechos reproductivos y sexuales. En 2020, se legalizó el aborto en Argentina, poniendo fin a la ley de 1921 que penalizaba el aborto -excepto en casos de violación y riesgo para la vida de la mujer embarazada-.

Además, fue en Argentina donde en 1990 mujeres feministas de la región se reunieron y lanzaron lo que luego se convertiría en el Día Mundial de Acción por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, celebrado el 28 de septiembre. El día fue elegido en referencia al 28 de septiembre de 1871, cuando Brasil adoptó la Ley del Vientre Libre, que concedió la libertad a las personas nacidas de mujeres esclavizadas.

En este espacio, hace más de 30 años, se hizo evidente el poder de la red de mujeres latinoamericanas, cuando activistas brasileñas compartieron con cientos de feministas de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú. y Uruguay, sus conocimientos sobre el misoprostol, un medicamento eficaz y seguro para interrumpir el embarazo.

 

Sobre la autora: Dany Fioravanti es comunicadora – activista y periférica – con 14 años de experiencia en causas como desigualdades, género y diversidad, educación ambiental y participación política. Trabajó en proyectos sociales en Brasil y Ecuador. Fue Asesora de Comunicación de la Secretaría de Políticas y Promoción de la Mujer de la Ciudad de Río y actualmente coordina Im.pulsa. Dany también es especialista en Políticas de Cuidados con perspectiva de género por el CLACSO.

 

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Referentes:

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Dany Fioravanti es comunicadora – activista y periférica – con 14 años de experiencia en causas como desigualdades, género y diversidad, educación ambiental y participación política. Trabajó en proyectos sociales en Brasil y Ecuador. Fue Asesora Especial de Comunicación de la Secretaría de Políticas y Promoción de la Mujer de la Ciudad de Río y actualmente coordina Im.pulsa. Dany también es Especialista en Políticas de Cuidados con perspectiva de género por el CLACSO.