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Así es la violencia política contra las candidatas en Colombia

A un mes de las elecciones territoriales en Colombia, las mujeres con vocación de poder político en el país siguen sufriendo múltiples violencias.  

No se puede analizar lo que les está sucediendo a las mujeres si no se analiza el contexto en el que se inscriben estas elecciones. Consecuencia de la pandemia y del gobierno de Duque que falló en la implementación del Acuerdo de Paz y dejó territorios abandonados, en un país donde las dinámicas del conflicto armado prevalecen.

Candidata de la red Nosotras Ahora

Lo primero que identificamos en los lugares donde trabajamos es que son territorios afectados por el conflicto que antes estuvieron ocupados por las guerrillas y que hoy lo están por narcotraficantes, paramilitares y disidencias. En este momento, se está negociando la Paz Total y para los grupos armados es importante desplegar su fuerza, generar ataques y pánico para llegar a esa negociación de forma no debilitada. Por supuesto eso afecta la vida y el desempeño político de las mujeres y explica su demanda por seguridad política, comunitaria e individual.

Hay una demanda de las mujeres por tener seguridad en todos los niveles.

En la red Nosotras Ahora, observamos que las mujeres tienen menos ingenuidad cuando se lanzan a hacer política. Ese es un logro de las organizaciones feministas y de las organizaciones que han hecho formación política, ya que la principal barrera que tenemos las mujeres cuando iniciamos la carrera es no tener el conocimiento suficiente para entender cómo funciona la política. Y eso hace que lleguemos creyendo que no nos va a pasar nada, que nadie nos va a atacar. Sin embargo, en estas elecciones vemos que las mujeres no están dispuestas a ser relleno, ni a aceptar la violencia política de sus partidos.

Tres momentos para entender la violencia política basada en género:

  • El primero sucedió durante la conformación de listas cuando hubo promesas de escoger a las más capacitadas, de cumplir con la paridad, de hacer listas encabezadas por mujeres. Eso fue falso. Mapeamos múltiples violencias basadas en género, entre ellas la simbólica. Las promessas a las mujeres, como procesos transparentes de escogencia, continuidad a sus proyectos políticos en el caso de quienes ya estaban electas y un compromiso mayor en temas financieros no ocurrieron;
  •  La segunda violencia ocurre desde la inscripción de listas. Hemos mapeado 74 casos de violencia política basada en género reportados por mujeres en distintas regiones: Chocó, Atlántico, Antioquia, Bogotá, Bolívar, Arauca, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, nordeste antioqueño, la bota caucana, Valle de Cauca y Córdoba;
  • Y el tercero transcurre durante las campañas electorales.

83% de las mujeres ha denunciado alguna vez un caso de violencia política 

70% lo ha reportado en el sector urbano y el 30% en el sector rural

29% de ellas tiene educación primaria, el 27% secundaria y el 16% posgrado

70% pertenece a los estratos socioeconómicos 1 y 2.

Un dato muy grave es que quienes están sufriendo mayor violencia política — eso habrá que analizarlo después porque ahora ellas están en medio de la campaña— son mujeres jóvenes.

40% tiene entre 18 y 30 años y el 19% entre 31 y 40 años.

Son liderazgos nuevos que corresponden a mujeres que incursionan en política cuando por primera vez logramos una representación del 30% en el Congreso. Además, son liderazgos emergentes del estallido social o fueron habilitados por la figura de Francia Márquez que ha movilizado, inspirado y llevado a que mujeres jóvenes que antes no querían participar en política decidieran hacerlo.

La vicepresidenta logró que muchas jóvenes que antes no querían aspirar a política electoral hoy estén haciendo política, y aunque algunas que se lanzan por segunda vez están sufriendo nuevamente algún tipo de tipo de violencia.

La intercesión entre género y raza

Nosotras trabajamos con mucha fuerza en Chocó y el 22% de las denuncias viene de ese departamento. O sea, las mujeres jóvenes están siendo violentadas y están siendo violentadas las mujeres negras, que tienen menos posibilidades de llegar al poder.

Como vimos cuando Francia Márquez era candidata a la Vicepresidencia, son estas mujeres las que reciben ataques a los que se suman el racismo y el clasismo, evidentes durante la campaña presidencial. 

Los tipos de violencia política

Si hablamos de tipos de violencia, el 63% de los casos reportados corresponde a violencia psicológica que puede ser amenazas o intimidaciones. Después tenemos un 8% que se refiere a violencias de tipo sexual, acoso, comentarios agresivos con contenido sexual, amenazas de “le voy a publicar el video”, candidatas que se retiran por pánico.

El 6% denuncia violencia digital que podemos enmarcar en entornos urbanos y pensar como algo que no solo pasa en Twitter, también en Facebook y WhatsApp. Facebook sigue siendo la plataforma más usada por las mujeres en las regiones de Colombia para hacer campaña política. En WhatsApp es incluso peor porque no se pueden mapear las amenazas, intimidaciones y comentarios sexuales que ellas reciben y que suelen ser violencias silenciosas por el miedo que causa la exposición.

La violencia económica alcanza el 6% y tiene que ver con el vandalismo contra los materiales de campaña, que es gravísimo para una candidata de estrato socioeconómico 1 o 2, que logra imprimir un afiche y se lo vandalizan. Pero también ocurre cuando los partidos políticos no apoyan a las candidatas a pesar de su visibilidad. Tenemos casos de candidatas que hoy son concejalas en ciudades principales, cuyos partidos las apoyaron en su momento: mujeres que lo dieron todo por los proyectos políticos y que para estas campañas no tienen un peso. Eso es violencia económica y violencia psicológica, porque es un golpe a su autoestima y al trabajo que han hecho.

Hay casos de mujeres que han presentado cuadros de ansiedad y depresión que en ocasiones terminan en urgencias. Estamos viendo un empeoramiento de la salud mental de las mujeres y poco o nada de acompañamiento de sus partidos políticos en estos temas.

 Ahora, no todo señalamiento hacia una candidata es un tipo de violencia ejercida por ser mujer. En un ejercicio democrático tenemos derecho a que nos digan que estamos siendo mediocres y esa no es una violencia basada en género. Si me dices que mi debate no es riguroso o que mis cifras son falsas, ahí estás teniendo un debate político de confrontación argumentativa.

El código electoral

 El código electoral no cuenta con una perspectiva feminista ni de atención a las mujeres que están haciendo política, que no son solamente las candidatas, también las coordinadoras de voluntariado y de movilización de las campañas de alcaldes, alcaldesas, gobernadores y gobernadoras.

La mayoría es voluntaria y son mujeres que sacrifican su vida para apostar a proyectos políticos sin un ejercicio recíproco por parte de los partidos. Hay casos de mujeres que organizan eventos de mujeres para un candidato y son los hombres de la campaña los que terminan tomando la vocería del evento. Y es aún más duro para quienes deciden llevar agendas de mujeres, feministas y LGBTIQ+ porque les toca disputar esas agendas dentro del partido.

No es suficiente con ser mujer, no tener financiación y estar haciendo política, aparte tienes que lidiar con posicionar la agenda que es tu causa. Sin embargo, proyectos de ley como el de violencia política es un avance importante en reconocer que las lideresas sociales requieren de garantías y atención inmediata en caso de ser amenazadas, que la violencia digital es un tipo de violencia que debe ser reconocido, y plantea rutas de atención que deberán ser implementadas. 

Entre más mujeres participan en política hay mayor violencia contra ellas porque se están disputando el poder de frente. La única forma para que se redistribuya el poder es quitando un poco de algún lugar. No estoy diciendo que los hombres pierdan agendas, simplemente pierden puestos y perder puestos genera incomodidades y violencias. Sin embargo, la Ley de Cuotas obliga a incluir a las mujeres y esa obligación hace que ellos vean a las candidatas como una amenaza al poder que no quieren redistribuir.

 Cuando los partidos políticos no respaldan financieramente a una mujer, de allí se derivan otras violencias. Primero, los esposos de muchas candidatas son quienes financian sus campañas políticas y eso provoca que no haya autonomía económica en el ejercicio político. Segundo, la violencia psicológica que ocurre al no recibir recursos de un partido político, lo que envía el mensaje de que no tienes mérito o que eres la cuota de.., la ficha de…

¿Qué pasó en la contienda por la Alcaldía de Bogotá? ¿Por qué no hubo mujeres?

Iba a haber una candidata y el día de la inscripción de su candidatura le dijeron que no apoyarían su aval. Creo que eso también responde a que los hombres se sienten amenazados.  Además, los hombres que se están lanzando tienen visibilidad. La gente sabe quiénes son Lara, Galán, Bolívar, Oviedo y al final lo que se está disputando es una posición política de país.

La foto que tenemos de Bogotá revela la falta de responsabilidad y compromiso de los partidos políticos con visibilizar y acompañar a sus candidatas mujeres. Hacia afuera muy comprometidos con los temas de género, pero hacia adentro ¿dónde?

Los candidatos a la alcaldía de la capital muestra que quienes han sido más visibles y han ocupado el espacio público son los hombres. Ahora la obligación para ellos y para todos los candidatos de Colombia es que incluyan agendas que mejoren la calidad de vida de las mujeres. Sería el colmo que no lo hicieran. No lanzaron mujeres, cumplan entonces con planes de gobierno que tengan perspectivas de género.

 

Sobre la autora: Artemisas es un organización feminista de Innovación Democrática e Incidencia Política. Dinamizadora de @nosotrasahoracolombia y coordinadora de @paridadya.

Artemisas

Organización feminista de Innovación democrática e incidencia política. Dinamizadora de la red Nosotras Ahora Colombia y Coordinadora de Paridad Ya.